Marta, fundadora de El Jardín de Lulaila, apasionada por la moda desde que tiene uso de razón os cuenta desde aquí lo que directamente le sale del armario. Traigan todo su sentido del humor más ácido e irónico y prepárense para conocer su particular visión del mundo de la moda.







lunes, 31 de enero de 2011

Desde el fondo de mi armario. Unas gafas de ya 50 años...

Al igual que hay cosas que cada viernes van saliendo de mi armario, al haber conseguido comprender con el paso de los años que el espacio es ilimitado, hay otras que sé a ciencia cierta que nunca lo harán. Tengo que reconocer que estás últimas se suelen quedar por pura nostalgia, puede que las use o no, pero ahí están y ahí seguirán. No es su valor estético lo que hace que formen parte de mi armario, aunque a veces tengo la suerte que también cumplen este requisito. Y muy raras veces tengo la fortuna de saber que tengo una joya en mis manos. Esto es lo que me pasa con este objeto que hoy presento, protagonista indiscutible de mi armario.


Su valor nostálgico es indiscutible, pertenecieron a mi padre de joven y él me las regalo hace mucho años. Desde entonces no se han separado de mi hace ya casi 20 años, y ahora con más razón. El no se acordaba cuando las adquirió, pero sé que esta fotografía se realizó en su viaje de novios, así que deben de rondar el medio siglo. Quizás esta imagen hace que sean para mi más especiales. Y quizá por eso siempre están las dos cosas juntas en un lugar visible para mi, excepto las veces en que las utilizo que han sido y serán incontables. Es uno de mis mayores tesoros y solamente y hace muchos años se las dejé usar a alguien que se volvió loco cuando las descubrió. Ahora, creo que no sería capaz de dejárselas a nadie. Recorrieron con él su camino y ahora lo hacen conmigo....



Respecto a su valor estético no por ser en este caso menos importante lo es menos. No sé cual es la clave de su diseño, pero me fascina. Y lo que es cierto es que a pesar de que las tendencias en gafas de sol cambian de año en año, estás siempre han destacado sobre todas las que he ido adquiriendo con el paso del tiempo. No está de más reseñar que mi pasión por las lunas tintadas no tiene nada que envidiar a mis compulsivas compras de bolsos y zapatos.

Pero si hay una cosa que las termina de definir como una joya además de su valor sentimental y estético es su calidad. A pesar de su medio siglo sus cristales no tienen un solo arañazo, y su montura se mantiene impecable. Quizás esto se deba al baño de oro de 18 quilates que llevan. Esto último siempre me fascinó desde que mi padre me las descubrió. Bueno, esto y que no lleven marca. Pero es que hubo un tiempo en que la calidad primaba sobre todas las cosas y eso hacia que no surgiera la apremiante necesidad de unirlas a una firma porque brillaban por si solas.

Dedicado a ti, porque a pesar del valor que le doy por el simple hecho de que fueron tuyas, no son más que un mero objeto y por tanto lo menos de tantas cosas que con la generosidad sin límites que te caracterizaba me llegaste a dejar

7 comentarios:

  1. "Pero es que hubo un tiempo en que la calidad primaba sobre todas las cosas y eso hacia que no surgiera la apremiante necesidad de unirlas a una firma porque brillaban por si solas."

    Suscribo.

    Besos.

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  2. me gustan las gafas, las fotos, cómo lo has escrito... pero sobre todas las cosas, me gusta el infinito cariño que hay en todo lo que has puesto.

    muy bonito. mucho.

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  3. Estupendas las gafas y estupendo el post, que bonito que puedas hablar asi de tu padre. Un besote

    http://masarmariosymasperchas.blogspot.com

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  4. Eres muy afortunada al poder conservar estas gafas, no me extraña que las guardes como oro en paño. Gracias por contárnoslo así, tan bien
    Un beso

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  5. son preciosas, y sí, tienen un no sé que que las hace absolutamente atemporales... yo tengo unas Ray-ban muy viejitas, de aquellas a las que se les oscurecía los cristales cuando salías al sol... están super arañadas, pero me las sigo poniendo, sobre todo para la playa....

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  6. Y yo voy y me emociono.. si es que cuando a una le tocan la fibra..
    Marta, que bien escribes.
    Mua!

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  7. no te lo vas a creer pero mi padre tiene unas gafas exactamente igual a estas. Son graduadas y desde siempre recuerdo a mi padre con ellas, tengo 46 años. en alguna ocasión que estuvo tentado a cambiar la montura desde la propia optica se lo desaconsejaron.

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